Si estás volcado/a en mantener la relación de pareja sea como sea, y/o sientes una dependencia excesiva en tu pareja podrías estar en lo que se define como dependencia emocional. Esto se transforma en comportamientos dañinos para ti mismo/a y, por ende, para la relación, ya que cuando se actúa desde esta premisa, el bienestar del otro está por encima del tuyo y los sentimientos de ansiedad, soledad, tristeza, desánimo, culpa, etc., son más que comunes.
Si bien es cierto que en toda relación hay una vinculación afectiva, en estos casos, dicha vinculación está asociada a una conducta de apego ansioso tendente a satisfacer una necesidad de atención y afecto que va más allá de los límites de una relación saludable.
Esta continua búsqueda del afecto de la pareja retroalimenta el vacío emocional si no se obtiene de la forma o medida esperada.
En cualquier caso, si estás o has estado en una relación y no te estás sintiendo tranquilo/a, no hay hecho objetivo, que justifique prolongar esa desazón. El quid de tu bienestar es cómo te sientes y es a eso, a lo que hay que dar solución.
Te propongo te respondas a estas preguntas con la libre honestidad que te da el anonimato.
¿Qué te está proporcionando esa relación para que, a pesar del malestar, continues en ella? ¿qué necesidad está satisfaciendo?
¿Has sentido por ti mismo/a satisfechas alguna vez esas necesidades?
¿Cómo sería estar en pareja sin necesitarla, sino por libre elección?
Permíteme que ponga un ejemplo de la vida cotidiana que ilustra claramente nuestro comportamiento cuando estamos en estado de necesidad, en este caso de alimento, ya que hacer la compra con hambre puede ser un deporte de riesgo, o quizás una manera de poner a prueba tu fuerza de voluntad, jajaja. No obstante, el saberte con hambre (necesidad), ya es una gran toma de consciencia.
Cuando se trata de otras necesidades cuesta un poquito más auto-identificarlo, por eso la labor del profesional es muy útil.
Las personas actuamos con el objetivo de satisfacer una necesidad, la mayoría de las ocasiones inconsciente, y aun cuando suponga a veces, mantener comportamientos dañinos para uno mismo/a y para los demás.